Dialogamos con la pediatra dra. Abi Blanco sobre el incremento de casos de Coqueluche, llamada también Tos Convulsa, una infección respiratoria que afecta a todas las edades y con gravedad en recién nacidos y lactantes.


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La Coqueluche (tos convulsa o tos ferina) es una enfermedad infecciosa aguda, contagiosa, causada por Bordetella Pertussis. Se caracteriza por accesos de tos quintosa, en número y duración variables. Puede afectar a los niños pequeños, adolescentes y adultos, y es grave en el recién nacido y el lactante.

Es una enfermedad con morbimortalidad significativa, especialmente en el niño menor de un año. Ocupa el quinto lugar en las causas de muerte por enfermedad inmunoprevenible en menores de 5 años, según datos de la OMS.

La incidencia de tos convulsa se ha incrementado desde 1990. Es actualmente una enfermedad reemergente, inclusive en países con alta cobertura de vacunación. Las causas de esta reemergencia son varias: la corta duración de la inmunidad conferida por las vacunas, la divergencia antigénica entre las bacterias que circulan en la población y las cepas vaccinales, así como la falta de eficacia en la protección cruzada contra las diferentes especies del género. Ni la infección ni la vacunación brinda inmunidad de por vida.

Clásicamente, la enfermedad tiene una mayor prevalencia a fines de invierno y comienzos de la primavera. Pero en nuestro medio, la mayor frecuencia se observa a fines de la primavera y comienzos del verano.

Es endémica y las epidemias cada 2-4 años se han presentado hasta 1985, año en que se introdujo la vacuna para niños en edad escolar. La mayor incidencia se observa en poblaciones de bajo nivel socioeconómico-cultural y alta densidad demográfica y constituye un importante problema de salud, fundamentalmente en los países en vías de desarrollo.

El coqueluche es una enfermedad de notificación obligatoria y objeto de vigilancia intensificada.

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Transmisión: La transmisión se produce por contacto cercano con enfermos a través de aerosoles de gotitas. La transmisión del agente es máxima en el período catarral, previo a la instalación de los paroxismos quintosos y disminuye progresivamente después de la segunda semana de iniciadas las quintas. En general, a partir de la cuarta semana no existe contagio.

Incubación: El período de incubación es asintomático y oscila entre 7 a 10 días, con un rango de 5 a 21 días. Los adolescentes y los adultos pueden tener una enfermedad leve o atípica no reconocida, pero son fuentes de Bordetella Pertussis para los lactantes y niños pequeños. En situaciones de brote se presentan numerosos casos en los primeros meses de vida. Este grupo de edad, menor a 6 meses, es el que registra la mayor tasa de letalidad. El grupo más expuesto al riesgo de contraer la enfermedad es el menor de 4 años.

Las complicaciones más frecuentes en los niños son las mecánicas: vómitos, hemorragias subconjuntivales, neumotórax, producción o agravamiento de hernias. Secundariamente a la sobreinfección bacteriana (neumonía, unifocal o plurifocal, supuración pleural) también puede ocurrir sobre infección viral. Como consecuencia de la hipoxia cerebral relacionada con la asfixia pueden presentarse convulsiones y coma.

Las complicaciones en adolescentes y adultos son: síncope, incontinencia, fracturas costales, pérdida de peso y neumonía.  

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