En consonancia con el cumplimiento del quinto mes de su homicidio, familiares, amigos y vecinos de Franco Ariel Hueso organizaron una movilización hacia la sede del Centro de Justicia Penal de Rosario, ubicado en la intersección de calles Sarmiento y Virasoro donde se asentaba antiguamente el HECA.

Como decíamos, transcurrido todo ese lapso de tiempo no hay una sola novedad por parte de las autoridades judiciales en la causa que investiga el asesinato del joven ibarlucense de 26 años de edad, quien salió de su casa en motocicleta con rumbo a la ciudad de Funes por un camino rural y que en la mañana posterior apareció asesinado y calcinado en la zona rural de Roldán.

Cinco meses lleva la causa y a pesar de los pedidos para que se esclarezca el caso, la Justicia hace oídos sordos como viene haciendo con otros casos de crímenes que se han suscitado en la región, por lo que los familiares insisten en que existe connivencia entre la Fiscalía y la Policía, algo que no resulta de extrañar en dos instituciones que tiene sus entrañas consumidas por la corrupción.

Canal 4 Regional estuvo presente en esta movilización y charló con los asistentes principales a esta jornada donde dialogamos con Marcela, Melina y Cristian, mamá y hermanos de Franco respectivamente, y con el presidente comunal ibarlucense Jorge Massón.

También tuvimos la oportunidad de dialogar con la mamá de Jonatan Plantes, asesinado junto a su padre en el barrio rosarino La Granada el 1° de marzo último mediante disparos de arma de fuego desde una motocicleta; el papá de Walter Mena, asesinado también a balazos en la esquina rosarina de Mitre y Montevideo el 2 de octubre de 2016 por haberse negado a vender estupefacientes para una banda relacionada a la muerte del barrabrava de Newell’s “Pimpi” Caminos y cuya familia debió mudarse debido a la falta de protección de las autoridades judiciales y policiales; y el papá de Carlitos “Bocacha” Orellano, hallado el 24 de febrero de este año en el Paraná en inmediaciones del boliche Ming, en la Estación Fluvial de Rosario, donde había ido a bailar la noche anterior, donde se acusa a patovicas y policías de haberlo golpeado hasta la inconsciencia o la muerte para arrojarlo al río.

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